La filosofía del sí

Hoy les quiero transmitir una filosofía o práctica la cual empecé a aplicar personalmente hace ahora unos 4 años. A esta la llamo la "filosofía del sí". Seguramente existan ya otras definiciones o conceptos similares, pero así es como lo he interiorizado y aplicado.

Podemos resumir esta filosofía de la siguiente manera: dada una situación o propuesta en la que sabemos qué nos es favorable pero en la cual a la vez no nos sentimos cómodos con ella, entonces aceptar la propuesta favorable e incómoda lo más rápido posible.

Vamos a destripar esta definición para que entendamos cuando nos encontramos ante este tipo de situación y las ventajas que nos aporta esta práctica a corto y largo plazo. También entenderemos cuando un "no" es un "sí".

Hay dos tipos de situaciones: las pasivas y las activas.

Las situaciones pasivas son las que nos encontramos en nuestro dia a dia, de forma rutinaria o por simple consecuencia del paso del tiempo. Por ejemplo, si te ofrecen un curso de formación voluntario en el trabajo.

Por otro lado, las situaciones activas són aquellas donde requieren una acción por nuestra parte y en la cual tenemos por defecto un no como respuesta. En este ejemplo tenemos situaciones como "sé que debo buscar un trabajo con mejores condiciones pero no fuerzo ningún cambio ya que al fin y al cabo estoy bien así".

En ambos tipos de situaciones aplica el mismo concepto que vamos a ver, independientemente de la magnitud del cambio que tu decisión pueda provocar en nuestra vida. Esto es así porque el objetivo es aplicarlo siempre para generar el máximo de ventajas posibles.

El siguiente punto sería el "sabemos que nos es favorable". Este punto requerirá más o menos tiempo en función de la complejidad de la situación. Lo importante aquí es ser sinceros con nosotros mismos y valorar la propuesta acorde a nuestros valores. Si el resultado mejora nuestra situación actual o nos aporta algo nuevo, deberíamos considerar la propuesta como favorable. Por ejemplo, si te cuesta conocer gente nueva y se te da esa situación, te animo a aceptar la propuesta.

Siguiendo la definición, esta propuesta debe ser incómoda. Por incómoda me refiero por ejemplo a que salimos de nuestra rutina, o nuestra zona de confort, o que nos produce cosquilleos en la barriga, etc. Con esto no quiero decir que no debamos aceptar propuestas cómodas sino que por nuestra naturaleza todos ya aceptamos proupestas favorables y cómodas en nuestro día a día. Por eso el objetivo es tener este empujón en las situaciones adversas, este automatismo a decir sí cuando nuestra mente nos está diciendo que no.

Finalmente, si se dan los puntos anteriores nos queda aceptar la propuesta favorable en el menor tiempo posible. Aceptar esta propuesta en el menor tiempo posible implica que ya sabiendo que la propuesta es favorable, aceptarla de inmeditato. Si no se hace así, entrará en juego nuestra instinto de mantener nuestra comodidad y terminaremos declinando o caducando la propuesta y todas sus ventajas.

Y llegamos a qué nos aporta la filosofía, es decir, qué sacamos aceptando este tipo de situaciones. Bien, lo más importante para mi es que se produce un cambio personal. Nutrimos nuestra mente con nuevos estímulos y aumentamos nuestra zona de aceptación. Lo siguiente es que generamos nuevos puntos, como si abriéramos puertas. Imaginemos que nuestra vida empieza en el portal de nuestra casa y no tenemos nada más. Aceptamos una situación, entonces se nos aparece delante una puerta a la cual entramos y nos encontramos una sala más grande a la espera de que se abra otra puerta. En esta sala siempre podremos pensar como estábamos en la sala anterior. Si bien no podremos volver nunca a ella, sí recordaremos si estábamos mejor o peor, ese recuerdo es la experiencia que nos llevamos al abrir una puerta y la que convertirá futuras situaciones incómodas en cómodas.

Ahora podemos entender que si bien podemos llamar este automatismo como la filosofía del sí, si la situación favorable es plantarse y decir que no, tenemos que ejecutarlo del mismo modo.